Ella tenía muy poco de casada. Él era gerente de un banco.
El primer encuentro fue realmente poco importante, ella no se sentía atraída hacia él, además chapada a la antigua pensar en un engaño era inconcebible a pesar de los múltiples problemas que ya tenía en su casa con un joven matrimonio. Sin embargo él no cesó en su intento.
Un año después su marido fue invitado a impartir una clase de contabilidad para una capacitación de banqueros y en el mismo instituto ella por petición de su esposo comenzó a dar redacción y ortografía con un alumno muy peculiar: Él.
-No quiero dar más esa clase.
-¿Por qué?
-Hoy un joven me faltó al respeto
-¿Qué hizo?
-Me tocó la mano cuando le entregué un libro.
-Bah! Un chiquillo enamorado. ¡No hagas caso!
Una fotogafía de él con una dedicatoria para ella fue el hasta aquí. Y tuvo que pedirle que no la molestara más; Era una mujer casada y con hijos. A él no le quedó otro remedio que resignarse y seguir su camino... una nueva sucursal del banco al norte del país tenía una plaza disponible y era el pretexto adecuado para alejarse por un tiempo y olvidarse de ella.
Ella continuó su vida resignada a su vacío matrimonio. Vió crecer a sus hijos. Viajó. Abrió nuevos negocios y sacó a su familia adelante. Difícil adivinar en su mirada si es que alguna vez pensó en él.
Veinte años mas tarde su abuela fallece y viaja a Guadalajara para acompañar a su madre en el funeral. El duelo no es nada fácil, pues además de perder a un ser querido uno debe realizar los trámites correspondientes. El dinero siempre es necesario. Ella entra a un banco y encuentra conocido al señor que la atiende, quien una vez que ella se retira lo llama a él para contarle con quien se ha encontrado.
Él decide hacer un viaje y se encuentra nuevamente con ella. El tiempo ha pasado ya. Lucen distintos a como se conocieron pero aún se reconocen y él le reitera sus intensiones. Nada ha cambiado en ese aspecto.
Ella con ya más experiencia, sus hijos ya crecidos y cansada de la vida que se le va, le explica que está dispuesta pero no puede salir huyendo, debe esperar un poco más para dejar las cosas arregladas.
-Te he esperado ya 20 años.... ¿Qué tanto puede ser esperar uno más?
Y así ella comienza a poner las cosas en su lugar, en su negocio, con sus amigos, con su familia... preparando el momento de la partida.
Fué en el `79 cuando llegaron a vivir a esta ciudad y se casaron. El anhelo de formar una nueva familia, una propia, pero la desventaja de la edad, los lleva a adoptar un bebé.
Cuatro años más tarde un varón llega a la casa. Para ese entonces su ex-esposo ha fallecido y el más pequeño de sus hijos se ha casado. Tiene ya dos nietos.
Al día de hoy, con el mayor de sus hijos fallecido en un accidente automovilístico, una hija divorciada, otro hijo que le ha dado cinco nietos (dos de su segundo matrimonio) y el menor de todos a meses de graduarse, se le ve satisfecha.
Pasa su día cuidando su casa y cocinando para él, quien cuando llega a casa siempre le grita:
-¡Ya llegué máma!
Y es que los domingos en las comidas familiares se les ve tan curiosos tomados de la mano...
El primer encuentro fue realmente poco importante, ella no se sentía atraída hacia él, además chapada a la antigua pensar en un engaño era inconcebible a pesar de los múltiples problemas que ya tenía en su casa con un joven matrimonio. Sin embargo él no cesó en su intento.
Un año después su marido fue invitado a impartir una clase de contabilidad para una capacitación de banqueros y en el mismo instituto ella por petición de su esposo comenzó a dar redacción y ortografía con un alumno muy peculiar: Él.
-No quiero dar más esa clase.
-¿Por qué?
-Hoy un joven me faltó al respeto
-¿Qué hizo?
-Me tocó la mano cuando le entregué un libro.
-Bah! Un chiquillo enamorado. ¡No hagas caso!
Una fotogafía de él con una dedicatoria para ella fue el hasta aquí. Y tuvo que pedirle que no la molestara más; Era una mujer casada y con hijos. A él no le quedó otro remedio que resignarse y seguir su camino... una nueva sucursal del banco al norte del país tenía una plaza disponible y era el pretexto adecuado para alejarse por un tiempo y olvidarse de ella.
Ella continuó su vida resignada a su vacío matrimonio. Vió crecer a sus hijos. Viajó. Abrió nuevos negocios y sacó a su familia adelante. Difícil adivinar en su mirada si es que alguna vez pensó en él.
Veinte años mas tarde su abuela fallece y viaja a Guadalajara para acompañar a su madre en el funeral. El duelo no es nada fácil, pues además de perder a un ser querido uno debe realizar los trámites correspondientes. El dinero siempre es necesario. Ella entra a un banco y encuentra conocido al señor que la atiende, quien una vez que ella se retira lo llama a él para contarle con quien se ha encontrado.
Él decide hacer un viaje y se encuentra nuevamente con ella. El tiempo ha pasado ya. Lucen distintos a como se conocieron pero aún se reconocen y él le reitera sus intensiones. Nada ha cambiado en ese aspecto.
Ella con ya más experiencia, sus hijos ya crecidos y cansada de la vida que se le va, le explica que está dispuesta pero no puede salir huyendo, debe esperar un poco más para dejar las cosas arregladas.
-Te he esperado ya 20 años.... ¿Qué tanto puede ser esperar uno más?
Y así ella comienza a poner las cosas en su lugar, en su negocio, con sus amigos, con su familia... preparando el momento de la partida.
Fué en el `79 cuando llegaron a vivir a esta ciudad y se casaron. El anhelo de formar una nueva familia, una propia, pero la desventaja de la edad, los lleva a adoptar un bebé.
Cuatro años más tarde un varón llega a la casa. Para ese entonces su ex-esposo ha fallecido y el más pequeño de sus hijos se ha casado. Tiene ya dos nietos.
Al día de hoy, con el mayor de sus hijos fallecido en un accidente automovilístico, una hija divorciada, otro hijo que le ha dado cinco nietos (dos de su segundo matrimonio) y el menor de todos a meses de graduarse, se le ve satisfecha.
Pasa su día cuidando su casa y cocinando para él, quien cuando llega a casa siempre le grita:
-¡Ya llegué máma!
Y es que los domingos en las comidas familiares se les ve tan curiosos tomados de la mano...