No no no nooomaaaaams!!!!!!!
Es que hay formas de hacer osos, pero yo me cae de madre que soy especialista en decir pendejadas...
Iba la yoi caminando por la explanada de la escuela cual princesa de Walt Disney en pleno bosque saludando a sus amiguitos "colaboradores"; por ahí pasa el conejito peludito peludito de esos que nomás de verlo te provoca acariciarlo; un pajarito que siempre trae una tonadita pendeja en la boca -que inexplicablemente por pendeja que sea la tonadita SIEMPRE se te queda en la cabeza-. Y hasta podemos encontrar a la zorra, la víbora y otros animalitos de cuidado.
En fin que ahí va ella toda contenta desempeñando sus actividades laborales cuando ve a lo lejos a un hipopópotamo!! Bueno un hipopótamo no, porque sería difícil encontrarlo en el bosque, pero quizá si un oso... pero uno de esos ooooooso así extremadamente grandotes -entiendase no gordos sino cerdísimos- y asquerosamente sudorosos... Era el lic uno de los profes de quien omitiremos nombres por razones obvias....
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Pena pues!!!! Pero no por mi.... por el!!! Es que neta si está bien pinche gordo!
Y pos ahí va el oso que a como puede baja las escaleras recargando los 300 kilos en una de sus piernas y jamás soltandose del pasamanos... nivelando después el peso de su cuerpo poniendo los dos pies en cada escalón para que se reparta 150/150 y aún así se le ve hacer un esfuerzo literalmente inhumano...
La yoicita disfrutando la brisa del día, los rayos del sol y casi casi recogiendo flores en el camino, se dirige a su oficina cuando ve al oso bajando con EXTREMA dificultad las escaleras.
Con gala de su característico humanismo, compañerismo, solidaridattt como quieran llamarle... o simplemente por las ganas de andar de metiche. Ahí va Juanita Pérez gritando desde media explanada hasta las escaleras -unos 18 metros-
Y que le grita según ella bien buena onda:
-¿Qué le paso licenciadoooooooo? ¿Se lastimooooooooooooooooooooooooó?
Puuuuuutísima la vende huevos... son de las frases que a media oración quieres dejar de decirlas porque las meditas una vez que has terminado de escupirlas....
Afortunadamente esos 15 o 20 metros, la acústica de la escuela, la mano de Dios que hizo que Don Castor -por aquello de la construcción-, el "inge" de mantenimiento pasara por ahí así como las pinches ganas de el "lic" de ignorar el comentario, hicieron posible que el mundo siguiera su curso, como si nada hubiera pasado y todos vivieron felices para siempre.
Y colorín colorado.... Lléguenle.